Mi carta

boli

Madrid, a 5 de enero de 2017.

Te pido a ti y a esa forma tan tuya de asomarte a mis recuerdos,

a esa facilidad para extinguirme la rutina saliéndote del guion,

a esos silencios tan cálidos que me obligan a dormir,

a tu risa contagiosa, a tu voz susurrándome eternidades al oído,

a otra ronda de besos sin pagar,

a tu nombre y apellido,

al mar de tus ojos para dejarme ahogar

cuando el agua alcance mis tobillos,

y a ese brillo que me cuesta pronunciar.

Te pido a ti y a esas ganas locas de verme,

a tu abrazo como destino de unas vacaciones exactas,

a la piel que habitas como abrigo,

a ese catálogo de promesas donde perderse,

a un sin fin de noches con lluvia,

y a tu amor de paraguas cuando el arte arrecia fuerte.

Te pido a ti y a tus “ojalá” en intermitente,

a tus sueños en fluorescente,

y a esa insistencia indecente por comerme el corazón

cuando se convierte en entraña.

Te pido a ti como un solo billete de ida,

para que estrenemos futuro con vistas al siempre,

y para que descifres mis laberintos tan, tan despacio…

que este jodido invierno aprenda a sudar bajo el abrigo.

Un solo billete para que te quedes,

cuando vengas

y, esta vez,

no te vuelvas a marchar.