De tanto que lo intenté

manos-separadas

De tanto que lo intenté me sangraron los párpados
hasta que aprendí que no se puede llorar una vida de golpe,
ni jugar al escondite con los presentimientos porque
siempre acaban encontrándote para darte la razón.

Descubrí que detrás de cada error
siempre existe una recompensa pero, esta vez , no la quiero,
no me hacen falta premios que me recuerden lo que todavía trato de olvidar.

Y ya no me caben más dudas porque voy a dejar de preguntarme:
¿Por qué mi estupidez me vendió tu alma a cambio de nada?”
Y… Cuántos orgasmos han hecho falta para darme cuenta
de que cuanto yo más me corría,
tú más te alejabas…